viernes, agosto 29, 2008

Dijo que durante muchos años ella fue el brazo armado de mi ira contenida. Ahora tengo que explicarle que no necesito que lo siga siendo. El lugar era el mismo, un templo al que llegué un poco por impulso de la contingencia y otro poco por el deseo de querer volver.

Abrió la puerta y como quien dice "Buenos días" hablaba de mi vida con tal conocimiento que me dio terror. Estaba fuera de práctica y ahí enfrente mío, "Padre" – como le decimos- exhibió sus apuntes mentales de mí y de mi vida.

Dijo, con la calma que lo caracteriza, que sólo se trata de su propia neurosis, del material de vida con el que le tocará lidiar. Mi legado, la herencia que no pedimos pero que arrastramos.

1 comentario:

m i g u e l RUIZ dijo...

Interesante texto!!!

Saludos desde Santiago de Querétaro, México, hasta Chile!