jueves, diciembre 07, 2006

Soberbia


Nunca le pido nada a Dios, entre otras cosas, porque no me concede lo que le pido. Mas bien, yo no le concedo a él la posibilidad de hacer mis deseos realidad así gratuitamente, sin mérito alguno.
La verdad, no creo en dios, no le miro, ni le pienso desde mis tiempos de adolescencia.
Y tal vez sea esta cuota de soberbia la que me tiene exausta por estos días. Habiendo jugado tanta energía, estrategia y argumento, convencida de que las cosas cambiarían, como si de mérito se tratara, como si fuera -en palabras de mi amiga Mel- que la vida da cuando uno pide.

Pero aún estoy aquí en los mismos lugares, con los mismos sentimientos y pensando, ahora sí, en que lo que hago no basta, anhelando una ayudita externa de la suerte o algún santo. Estoy errando a pesar de mi esmero. Así que dios, si no vas colaborar, al menos mantente al lado del camino. Si cambias de parecer, entonces, dame un milagro para empezar otra vez.