viernes, noviembre 24, 2006

Tu tristeza, la mía


El otro día estuve cara a cara frente a tu tristeza. No pensé jamás que fuera capaz de recibirla, entre otras cosas, porque la tristeza es en sí un acto solitario.Uno puede "ayudar a sentir", como en los antiguos velorios a la viuda, o decirle a un amigo que ya pasará. Pero sólo logrará salir del paso, romper la incomodidad frente al dolor ajeno. Quienes han estado en ese transe saben que nada de lo que hay afuera calmará la pena, o la pérdida.

Pero el otro día yo estuve dentro de tu tristeza, la sentí en mis dedos, en mis huesos... y la quise.
Yo dije que uno vive la mitad de la vida echando a perder y la otra mitad reparando.
Tu terminaste "optimista reflexión" diciendo que como si fuera poco, un buen día uno se muere.
Claramente no se trataba de consuelo. Estábamos tu y yo frente a nuestra tristeza y no había necesidad de palabras alentadoras.

miércoles, noviembre 01, 2006

Odio I

Fui criada en la más rigurosa moral y por eso en mi vida nunca hubo permiso para odiar. Estaba prohibido -recuerdo- reírse del amigo que se caía o burlarse de la desgracia ajena. Era un mandato de rectitud, que al no ser cumplido traía la sanción más terrible: la reprobación en la mirada materna.
Fue bueno porque nos hizo personas bondadosas, solidarias, sin embargo, también nos alejó de la diversión liviana, del juego simple y cruel, amoral de la infancia. Todo se cargó con un peso y una densidad, a ratos insoportable para poder vivir la vida loca y superflua de todos los mortales. Nosotros éramos "niños morales", "niños justos", de esos que defendían al débil del curso y que se enfrentaban al vecino abusador. Por eso mismo, éramos "niños ofendidos", "niños graves", "niños que se tomaban la vida en serio".

Asumí tan épicamente el mandato que no me atreví a sentir rabia frente a quienes me hicieron daño.

Los años trajeron nuevas licencias y de adolescente me arrogué el derecho a despreciar. Pero mi desprecio y mi odio, hay que decir, nunca fue nada más que una niñería, una pose...hasta ahora que te he encontrado, así, sin más.